UNA PRESENTACIÓN DE L. RONALD HUBBARD (Parte 1/2)[Fotografía de L. Ronald Hubbard]

También examinaremos lo que los descubrimientos de L. Ronald Hubbard han revelado en relación a las drogas como agentes de control social, y “otras verdades brutales” de este tema.

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os métodos de L. Ronald Hubbard para la rehabilitación de toxicómanos se emplean en la actualidad aproximadamente en setenta países y a ellos se atribuye la salvación de cien mil adictos desahuciados. Los métodos de L. Ronald Hubbard han significado además una vida libre de drogas para un millón o más personas que las consumían para entretenerse, y todavía un número mayor de quienes sufrían los efectos nocivos del consumo de medicinas. Como reconocimiento a sus descubrimientos relacionados con la acción bioquímica de las drogas, su obra se ha descrito nada menos que como un hito. Al tener un índice inigualable de éxito, incluso entre consumidores ilegales de crack y heroína aparentemente incurables, se le describe como patrón; como cuando se dice: este es el programa de rehabilitación por el cual pueden medirse todos los demás programas.

     El tema de esta publicación es cómo llegó L. Ronald Hubbard a descubrir sus métodos para la rehabilitación de toxicómanos, y qué significan esos descubrimientos para una cultura que está en las garras de una crisis monumental. También examinaremos lo que sus descubrimientos sacan a la luz en relación con las consecuencias, nunca antes reveladas, del consumo de drogas, y una raíz de este problema igualmente ignorada. Aquellos que conocen las iniciales “LRH” sólo por ser el fundador de Dianética y Cienciología, encontrarán esta publicación muy instructiva; porque aquí está lo que la aplicación de una tecnología espiritual puede lograr en situaciones de la vida real, y por qué decenas de miles de personas conocen esas iniciales principalmente por lo que se expondrá aquí. Quienes estén activos en los campos de hacer cumplir las leyes relacionadas con las drogas, la prevención de su consumo y el tratamiento de sus efectos, también verán esta publicación como una revelación; porque aquí en verdad está lo que han estado buscando, o lo que han perdido la esperanza de encontrar.

     Para los lectores que no estén tan familiarizados con lo que se ha descrito legítimamente como el mayor drama narco-político, empecemos con unos cuantos hechos pertinentes. En primer lugar, los habitantes de la Tierra gastan más dinero en drogas ilícitas que en comida, ropa, alojamiento, educación o atención médica. Y de los Estados Unidos, la importación de drogas ilegales representa un valor en dólares sólo superado por el petróleo. En consecuencia, los países como Colombia, que suministran droga, disfrutan de un ingreso anual estimado en cuatro mil millones de dólares (el triple que los ingresos que provienen de la exportación de café, y en consecuencia, un fuerte incentivo para proteger a los sindicatos de los esfuerzos de los Estados Unidos para hacer cumplir las leyes sobre las drogas). En otros lugares, las cifras son igualmente escalofriantes. El consumo de heroína en Europa se duplica aproximadamente cada década; y no es de extrañar, debido a que el kilogramo de morfina pura, que cuesta 12.000 dólares, ahora produce casi 2 millones de dólares al venderse en la calle.

     Si todavía no hemos citado el consumo de fármacos legales, incluyendo una serie de psicotrópicos repugnantemente lucrativa, no es porque ese comercio carezca de importancia. Por el contrario, con ventas internacionales de 700.000 millones de dólares (y con un gasto anual de 10.000 millones de dólares en publicidad para hacer llegar de manera arrolladora el rollo publicitario para el consumo global ­es decir, “Las drogas nos hacen felices"­, los fármacos son, definitivamente, parte del problema. Así, de igual manera, cuando se habla de sustancias como Ritalin, Prozac y Cylert, se está hablando de un negocio callejero muy agresivo, gran parte del cual sale a raudales de los patios de las escuelas, donde a más de un millón de niños norteamericanos y a 500.000 niños alemanes, se les administran psicotrópicos de marca que se sacan de cuencos Tupperware en la oficina de la enfermera.

     La suma total de esas cifras se ve, por supuesto, reflejada en vidas cada vez menos productivas. En términos estrictamente monetarios, el coste total del abuso de drogas en los Estados Unidos se estima en la actualidad en 177.000 millones de dólares, incluyendo una pérdida del potencial industrial del 33% debido a que ocho millones de trabajadores estadounidenses sufren de una u otra forma de adicción. Por supuesto, después siguen todos los estragos que las drogas causan en cuanto a mortalidad directa: unos veinte mil muertos al año sólo en los Estados Unidos, a los que hay que añadir de diez a quince mil homicidios relacionados con las drogas.

     Se podría añadir mucho, con cifras comparablemente inquietantes en Europa, Asia y Sudamérica. Pero el punto es demasiado obvio para cualquier ciudadano moderno, y difícilmente necesitamos recurrir a un experto en estadística para que interprete lo que está pintado con aerosol en todos los muros de la sociedad post-industrial. “La aceleración del consumo generalizado de drogas como el LSD, la heroína, la cocaína, el polvo de ángel, la marihuana y una larga lista de otras” como L. Ronald Hubbard lo expresó en forma tan sucinta, “ha contribuido mucho para producir una sociedad debilitada”. Mientras que al mismo tiempo, pero de forma algo más gráfica, dice: “El escenario de las drogas abarca todo el planeta, que nada en sangre y miseria humanas”.

Presentación de L. Ronald Hubbard, Continúa...


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