[L.Ronald Hubbard] POLITICA DE DROGAS A FINALES DEL SIGLO XX (Parte 1/3)

Hasta la publicación del segundo texto de L. Ronald Hubbard Dianética: la ciencia de la supervivencia, en 1951, el tenebroso arte del control mental había estado: “fuera de la vista, insospechado y desconocido”.

E
ntre las primeras notas de L. Ronald Hubbard sobre el abuso de drogas hay una serie de observaciones de 1950 a partir del primer caso sacado a la luz sobre la experimentación con drogas por el gobierno de los Estados Unidos. Es una historia fascinante, y máxime si vemos tal experimentación como la Caja de Pandora de la cual saltó la psicodelia. No obstante, como quiera que se explique la crisis de fines del siglo XX, aquellas notas de 1950 son del todo pertinentes y explican en gran medida por qué se dijo que la comprensión que L. Ronald Hubbard tuvo del problema, lo abarcó todo.

     Recordado hoy como el caso de Dot Jones, la secuencia vital crítica fue esta: no mucho después del desarrollo de Dianética, una joven perturbada en exceso, fue confiada a la oficina de L. Ronald Hubbard en Washington, DC. Descrita como un caso absolutamente inaccesible, los síntomas incluían un paseo maníaco por el cuarto mientras murmuraba repetidamente, “soy el jefe; estoy en la cumbre”. Como respuesta, a la paciente se la trasladó a una institución de Virginia (que en aquella época se atenía exclusivamente a los procedimientos de Dianética). Como reseña respecto a lo que siguió, se podría mencionar que algunos meses antes, con la ayuda de un médico de Michigán, el Dr. Joseph Winter, Ronald había examinado una amplia gama de estimulantes y depresivos en busca de una ayuda bioquímica para la recuperación de la memoria. Quienes estén familiarizados con la narcosíntesis, reconocerán la forma; y aunque todo uso de drogas se condenó finalmente como inhibidor de Dianética y destructivo de la personalidad en general, el beneficio en cuanto a técnicas para desenredar el caso de Dot Jones demostró ser de incalculable valor.

      Esto es a grandes rasgos: era la esposa de un oficial de los servicios de Inteligencia del Ejército, y la habían drogado, dado electrochoques e hipnotizado en un deliberado esfuerzo por controlar su comportamiento: lo que hoy en día se conoce como control mental, Dolor-Drogas-Hipnosis como Ronald lo nombró. Como otra reseña relevante, se podría mencionar que este Dolor-Drogas-Hipnosis, finalmente reclamaría varios cientos de víctimas del entorno de la comunidad del servicio de inteligencia americano, supuestamente incluyendo a la chica de los posters de la Segunda Guerra Mundial, Candy Jones, y al asesino de Robert Kennedy, Sirhan Sirhan. Que Dianética demostrara ser el único antídoto efectivo para este proceso, resultó significativo en varios aspectos, y especialmente en lo que respecta a un escrutinio federal posterior de L. Ronald Hubbard y su organización. Pero más pertinente fue el mayor patrón de abusos que se revelaron a través de casos subsecuentes, con los que se toparon entre junio de 1950 y la primavera de 1951.

      En retrospectiva, desde luego, reconocemos ahora las huellas de un esfuerzo enormemente amplio de los servicios de inteligencia psiquiátricos para idear un medio de dominar la voluntad humana. Conducidos de forma diversa bajo nombres clave: Bluebird, Chatter, Artichoke y bajo el amparo de la agencia MK-ULTRA, los programas federales de control mental incluyeron finalmente las pruebas de compuestos psicotrópicos realizadas en varios miles de ciudadanos de Estados Unidos. Los relatos de abusos son en legiones, horrendos y básicamente sólo comparables a la experimentación médica en los prisioneros de los campos de concentración nazi (la cual, de hecho, proporcionó gran inspiración para lo que tuvo lugar bajo el eslogan del control mental). Existen bastantes casos registrados, en los cuales se les daba secretamente a las víctimas (desconociéndolo estas) dosis masivas de drogas psicotrópicas, y se las abandonaba por completo a que sacaran sus propias conclusiones, y se les sometía a “interrogatorios especiales” bajo combinaciones casi letales de barbitúricos, estimulantes y bombardeos con “rayos de amnesia” de Frecuencia Ultra-Alta. Luego también están los casos de las víctimas torturadas y lobotomizadas (también para efectuar la borradura de la memoria) y aquellos sometidos a un elaborado condicionamiento psicotrópico aduciendo como excusa que es para moldear al asesino perfecto. Pero permanece el hecho (y es un hecho especialmente significativo) de que hasta la publicación del segundo texto de L. Ronald Hubbard Dianética: la ciencia de la supervivencia, en 1951, el tenebroso arte del control mental había estado: “fuera de la vista, insospechado y desconocido”.

      La declaración no se puede enfatizar más. A pesar de todas las historias subsiguientes respecto a los esfuerzos de control mental por los Estados Unidos, incluyendo la Operación Control Mental, de Walter Bowart y En busca del candidato de Manchuria, de John D. Marks, no hay precedente de lo que se encontró en La ciencia de la supervivencia:

Política De Drogas A Finales Del Siglo XX, Continúa...



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