Hay que reconocer que es un concepto atrevido, y tal vez no parezca ser pertinente de manera inmediata para un mundo donde los escolares de doce años cambian el Ritalin que reciben en el patio de la escuela por el Prozac que hurtan del botiquín de sus madres, y donde adolescentes de catorce años se venden en los estacionamientos para conseguir heroína marrón o crack. Pero el hecho es que, lo creamos o no, todo lo que hemos examinado hasta ahora (la reducción del cuarenta por ciento de los restos de refrigerante presentes en los tejidos grasos de los residentes de Michigán, la reducción del 97 por ciento de DDT en un paciente de Florida, la extraordinaria tasa de éxito del 84,6 por ciento de las personas que han terminado el programa Narconon), todo esto es el resultado de un complejo espiritual de elementos variables o apunta hacia él. (Mientras que por el contrario, todo consumo de drogas es, fundamentalmente, el resultado de un complejo materialista de elementos variables, según el cual todo lo que pensamos y sentimos se ve sólo como una consecuencia de una recombinación química. De ahí el argumento farmacéutico implícito: si nuestras vidas son imperfectas, entonces vamos a involucrarnos con la química.) Que una comunidad médica y científica materialista en general haya adoptado de una forma tan entusiasta los métodos de L. Ronald Hubbard, por lo que estos ofrecen en forma de resultados puramente físicos, es algo incidental. De hecho, el éxito incomparable de los métodos de L. Ronald Hubbard para la rehabilitación de toxicómanos en el terreno laico, no es sino una prueba evidente de la universalidad de esos métodos. Pero si queremos apreciar por completo su solución para el consumo de drogas, entonces debemos apreciar lo que quiere decir con resolver los factores mentales y espirituales concomitantes del consumo y la forma en que ese consumo afecta a nuestra naturaleza espiritual.
Aunque el programa de Purificación libra al cuerpo de los residuos de las drogas, la liberación total de las drogas y de sus consecuencias dañinas requiere que se aborden los cuadros de imagen mental asociados con el uso de las drogas. Este procesamiento, conocido como el Recorrido de Drogas, maneja las repercusiones mentales y espirituales de su uso, y lo entregan profesionales altamente entrenados en las iglesias y misiones de Scientology. |
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La persona recurre a las drogas en un principio, por una razón: algún sufrimiento físico o desesperanza. El problema es por lo tanto esencialmente espiritual. |